As comuñóns de 1910

p/ Manuel Lago Álvarez

A prensa galega de 1910 faciase eco dunha nova moi singular: a crónica das primeiras comunions de máis de 600 nenos de sete anos, celebradas na parroquial de Muros o domingoImagen1.png 11 de decembro de 1910.

O redactor da nova, ratificase un tanto no número, cando tamén relata que polo serán saiu unha procesión polas rúas da Vila acompañada por preto de trescentos nenos. 

Esta nova podería quedar ahí, pero é difícil asimilar que fixeran a súa primeira comuñón 600 nenos, cando a poboación total de Muros, nese ano de 1910 era de 9.728 habitantes, cifra  superior a que temos na actualidade.

A nova queda aí… e aquí o texto do publicado no xornal.

 DE MUROS:  UNA FIESTA SIMPATICA.

Ayer domingo se celebró en esta Villa con toda solemnidad y esplendor, una grandiosa fiesta conmovedora en extremo; fiesta altamente simpática.  Fue la primera comunión de más de 600 niños, de siete años de edad, que convenientemente preparados por el digno párroco y coadjutores a sus órdenes, acudieron prestosos al templo, en las primeras horas de la mañana, llenos sus infantiles pechos de religioso fervor y entusiasmo santo, postrándose de hinojos ante el sagrado augusto, dispuestos a ofrecer al niño Dios, rendida ofrenda de amor sincero y puro.

A las nueve y media, en punto, empezó a toda orquesta la solemnísima y tan deseada función religiosa, dejando imperecedero recuerdo en los corazones creyentes de Muros y sus cercanías.

El señor cura párroco, D. José Souto Iglesias celebró el santo sacrificio de la misa y tuvo la dicha de administrar la sagrada comunión a los nuevos y simpáticos soldados de la milicia de Cristo, dirigiéndoles antes fervorosa y sentida plática.

Por la tarde, después de celebrar los ejercicios, salieron procesionalmente las imágenes del Niño Dios y de la Inmaculada.  Delante iban los niños, en número de cerca de trecientos, con hermosos lazos en el brazo izquierdo, y sosteniendo en la diestra mano banderas y estandarte de multitud de colores, que abigarradas ofrecían un conjunto hermoso.  Seguía luego el pendón de los Luises y la imagen del Dios niño.  A continuación, la banda de música municipal que tan acertadamente dirige nuestro buen amigo, el inteligente D. Valentín Alonso Arias, y a continuación, dos filas largas, interminables, de niñas ataviadas con sus mejores galas, y llevando en sus blancas y angelicales manos hermosos ramos de flores.  En el centro de las niñas, y cerca de la imagen de la Virgen iban unas doce niñas vestidas de querubes, tan hermosas y ataviadas, que más bien que seres humanos, parecían espíritus angélicos venidos exprofeso del cielo para dar a la Reina Soberana, a María Inmaculada, escolta de honor durante su recorrido triunfal por la calle de la Marina.  Casi todas las calles del tránsito lucían colgaduras, y una apiñada multitud presenciaba conmovida el paso majestuoso y solemne de la procesión.

El numeroso ejercito infantil acompañado de la banda de música muradana entonó todo el trayecto, con gusto, maestría y afinación, hermosos himnos a Jesús y María.

Fiesta como la de ayer, que, por no perder correo, tan a la ligera reseño en este momento a los numerosísimos y asiduos lectores del DIARIO honran mucho, pero mucho a sus organizadores, haciéndoles acreedores a las alabanzas y enhorabuenas de todos.  Vayan, pues, para ellos las felicitaciones y aplauso, a los que gustoso, une también los suyos muy sinceros.

El corresponsal,  Muros 12 diciembre 1910

 

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