p/ Marisé Luces Tajes
Ya sabemos que tener un niño con TDAH lleva consigo, la mayoría de las veces, problemas familiares ( incluso de pareja ), sociales y escolares. Sus propios amigos ( a veces influidos por los padres ) van dejando de querer estar con él porque “ pega “” siempre tenemos jaleos “ …, lo mismo pasa con sus compañeros de colegio. Este aislamiento afecta negativamente tanto al niño como a la familia, generando gran angustia. Cuando el niño es preadolescente pueden darse continuas discusiones, enfrentamientos, que pueden llegar a ser “ desesperantes “ para los padres.
Es en este punto cuando es necesario acudir a los profesionales: psicólogo psicopedagogo, etc…
El primer paso es ir a su pediatra, el cual nos derivará al profesional correspondiente.
Cuando acudamos sería aconsejable llevar un informe de su tutor/a que refleje las conductas que nos han llevado a dar ese paso.
Es importantísimo que las normas a seguir que nos marque el psicólogo/a se sigan por parte de todas las personas del entorno del niño, tanto familiar como escolar.
Desde aquí vamos a dar unos pequeños consejos que ayudarán a mejorar y a aprender a convivir con ese trastorno:
– Aceptar las dificultades que supone tener un hijo con TDAH.
– Valorarlo como persona y no solamente sus éxitos.
– Reconocerle y alabar los esfuerzos que hace para realizar bien las tareas, eso aumenta su autoestima que en estos niños suele ser bastante baja
– Ambiente estructurado, con rutinas, organizado, que ayuden al niño a mejorar su autocontrol.
– El niño tiene que saber qué esperamos de él. SIEMPRE:
– Evitar el NO ( no corras, no molestes …). Lo sustituimos por “ vamos a ir más despacio, pide permiso”….
– Procurar no dar mensajes negativos dirigidos a la persona, ej. “ eres un desordenado “ por “ tu mochila, tu habitación está desordenada “.
– Proponerle responsabilidades, siempre según su edad, “ ayúdame a… “
– Cuando estemos muy enfadados con él/ella no acusar ni ridiculizarlo. Podemos usar frases como: yo me siento triste cuando…
– Las órdenes serán concisas, claras, cortas y con un lenguaje positivo. Mejor acercándonos a é, ya que así nos aseguramos que nos atiende. En lugar de decirle “ pórtate bien “ – algo muy genérico- iremos a la actitud que más molesta en ese momento. Ej. En la mesa: ¡” cómo me gusta verte bien sentado” ¡.
– SIEMPRE reforzaremos positivamente aquello que haga bien.
– Destacaremos sus habilidades y aspectos positivos ( en el deporte, creatividad, humor… ).
– El espacio dónde haga los deberes, estudie, debe de estar con el menor número de estímulos distractores posibles y, si podemos, estar sentados cerca de él/ella.
– Cuando cumpla lo que se le pide, elogiárselo inmediatamente.
– Si la conducta inapropiada se realizaba delante de un grupo (parque,
Vecinos), y ésta mejora, el refuerzo se le dará delante del mismo grupo.
– A veces es necesario obviar conductas negativas menores (ruiditos en la mesa …) , hechos para reclamar nuestra atención, ya que si lo corregimos lo estamos reforzando. ¡ Ha conseguido nuestra atención aunque sea para reñirle ¡
*** Refuerzo positivo : Elogiar o reforzar los comportamientos que queremos que se den con mayor frecuencia.
¿ Cómo pueden ser esos refuerzos?
– Sociales: alabanzas, un abrazo, una frase…
– Privilegios sencillos: dejar que nos acompañe, un ratito más jugando…
– PEQUEÑOS premios: cromos, una chuchería…
Si alguno de los consejos/ normas de este artículo le ha servido a alguien , la intención con el que ha sido escrito estará conseguida.