p/ Manuel Lago Alvarez.
Do Xornal muradano “La Liga de Amigos” que no seu número especial de 1909, fai un recordatorio rememorando o Centenario dos feitos acontecidos en Muros o 26 de marzo de 1809 cando as tropas francesas ocuparon e devastaron a nosa Vila, recollo este artigo firmado por D. Juan Campelo Rodríguez, farmaceútico en Muros, nesas datas de 1909.
«No todos los habitantes de Muros pudieron huir. Vivía aquí, por aquellas fechas, una familia venida de la cercana parroquia de Tal, compuesta de cuatro hermanas. Una de ellas, llamada Juana Lestón, después de un parto laborioso, había dado a luz una niña, y su estado no le permitió huir. Una de sus hermanas se ofreció para acompañarla en la convicción de que los franceses no habrían de llegar a su casa, por encontrarse esta en un lugar retirado, pues vivía en dónde llamamos «Rua dos Fornos», hoy Calle de la Aurora , y en la casa que lleva el número 22; más no fué así, pués los soldados franceses entraron en dicha casa y al verlos la hermana de la parturienta arrodillose a los pies de los militares, diciéndoles:» ¡estar por vos, no matar!» al mismo tiempo que les enseñaba la recien nacida.»
» Aquellos compasivos hombres, hicieron comprender, con ademanes y frases mal pronunciadas en español, que no les harían daño alguno, y con el fin de evitar de que otros camaradas pudieran hacérselo, marchó uno de ellos, quedando otro de guardia con las dos muradanas; hasta que oyendo el toque de corneta anunciando la retirada, marchose también, despidiéndose afectuoso, sin que a las mencionadas mujeres les hubiese ocurrido mas daño que el consiguiente susto»
«La niña nacida se le puso el nombre de Dolores, y fué conocida, entre las personas de su tiempo, por Dolores de Tal, en recuerdo a la procedencia de sus abuelos.»
«La Tradición nos ha trasmitido estos sucesos, que, yo mismo,-dice el autor del relato- he oído de labios de personas verídicas, las que a su vez las oyeron referir a las mismas que presenciaron los acontecimientos relatados,y por más que algunos no hayan sido escritos todavía, pueden tenerse todos ellos por verdaderos, dada la veracidad de las personas que nos los han trasmitido.»