p/ Amado Barrera
Gráciles Garcetas y Reales Garzas ya se están yendo, ya se nos van a las tierras del Norte a veranear, que hace mucho calor para ellas en la Europa Meridional.
Que no se van todas, que va. Se quedan algunas, no muchas,a nidificar acá. Por el cambio climático será, o no será, pero el caso es que se quedan cada vez más.
Vuelan garzas y garcetas con el cuello en S, curiosa cosa: toda la familia (Ardeidae) vuelan así, mientras que todas las demás zancudas lo llevan bien estirado cuando volando van.
La garceta, ágil ella, para pescar utiliza tácticas variadas, la muy espabilada: A la espera, a la carrera, al salto, incluso se las puede ver cómo corren por la orilla del agua cuando un cormorán anda pescando cerca, para capturar los peces que de ése escapan.
La Garza Real es más metódica, improvisa menos y es menos variado su repertorio, aunque sus presas son más variadas: Invertebrados, Peces, Ranas y cualquier otro despistado de tamaño adecuado, que puede ser apreciable, porque tiene un pico bien grande.
Mucho gustan garcetas y garzas de posarse bien alto, en los árboles de la ribera. La Real Garza se siente feliz en lo más alto de un pino, la garceta no suele subirse tan arriba.
Ambas son muy asustadizas, pero todo es cuestión de acosumbrarse: en Noia no se espantan de la gente que pasa por el puente, a pocos metros de ellas, pero en las playas de Muros levantan el vuelo, especialmente las Garzas, a muchísima más distancia.
Qué bonitas son las unas y las otras, con sus penachos al viento y sus «capas» colgando de los hombros.
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