p/ Manuel Lago Álvarez
Fotos: Nieves Formoso Vidal
La llamada “desamortización de Mendizabal” supuso la venta del edificio del convento de los PP. Franciscanos de Louro, junto con la exclaustración de los frailes que allí moraban.
Esta desamortización, aplicada en toda España, fue una más de las iniciadas en el siglo XVIII, y consistió en poner en el mercado, previa expropiación forzosa y mediante una subasta pública, las tierras y bienes que hasta entonces no se podían enajenar y que se encontraban en poder de las llamadas «manos muertas», es decir, la Iglesia Católica y las órdenes religiosas —que los habían acumulado como habituales beneficiarias de donaciones, testamentos y abintestatos-. Esta desamortización española presentó las características siguientes: apropiación por parte del Estado y por decisión unilateral suya de bienes inmuebles pertenecientes a «manos muertas»; venta de los mismos, y asignación del importe obtenido con las ventas a la amortización de los títulos de la deuda».
Así, por Real Orden de 29 octubre de 1835 se mandaron suprimir todos los monasterios y conventos de hombres. En el caso del convento de Louro, los trámites fueron muy rápidos, no así su venta, que se produjo el 22 de julio de 1848. Los bienes fueron adjudicados, previa subasta, a D. Manuel Venancio Martínez, en la cantidad de 6230 pesetas. Los frailes habían abandonado el convento el 9 de diciembre de 1835. (El transcurrir quince años entre la exclaustración y la venta, supuso que las instalaciones, abandonadas sufrieran un deterioro notable).
Expulsados los religiosos, sólo quedaron allí, y de forma muy temporal, el Guardián P. Guntín y el P. González. Éstos, junto al resto de los frailes, abandonados los hábitos, se establecieron en Muros (algunos en Louro), como así lo prueba un oficio del Prior de la Colegiata de Muros, D. José Antonio Guiance de Caamaño de fecha 14 de febrero de 1836, dirigido al Secretario de Cámara del Arzobispado, que dice: “Los religiosos de este convento, aunque hayan sido exclaustrados y dejado el Santo Avito, aún subsisten todos en esta villa, entre ellos el Predicador de la tabla, etc”.
Los religiosos expulsados fueron unos veinte, teniendo datos de los siguientes:
Fr. José Alonso Guntín: – En el Capítulo Provincial de 1832 fue nombrado Predicador Conventual de Rivadavia y más tarde de Guardián del convento de Louro, cuyo cargo desempeñaba al tiempo de la exclaustración.
Fr. José Pose Santiago: -nació en el lugar de Bermo, en la parroquia de Santa Eulalia de Boiro el 21 de agosto de 1789. Vistió el hábito el 31 de octubre de 1804. Después de la exclaustración vivió en su parroquia natal, donde falleció el 8 de febrero de 1851.
Fr. José Salgado Rodríguez: -Nació en Verín el 15 de diciembre de 1790. Vistió el hábito en el convento de San Francisco de Santiago el 27 de octubre de 1806. En el Capítulo de 1832 fue nombrado Predicador Conventual de Louro.
Fr. Manuel Seoane García: -Nació en el lugar de Prada, parroquia de Cruces (Esclavitud), el 21 de noviembre de 1786. En 1830 y 1832 es “Lector de Casos”, en el convento de Louro. Falleció en su parroquia natal, el 16 de octubre de 1872. Hizo testamento, dejando lo pío a su hermana Dolores, y disponiendo que asistiesen a sus funerales doce sacerdotes y que se dijesen por su alma treinta misas rezadas y responso cantado por un año en domingo.
Fr. Cándido García: -Nació en el año de 1762. En el de 1824 desempeñaba el cargo de organista en el convento de Louro, donde vivió hasta la exclaustración. De exclaustrado vivió en el barrio de Portugalete, en la parroquia de Serres, en compañía de una sobrina suya, a quien hizo heredera. Solía celebrar Misa en el Santuario de la Virgen del Camino. Falleció el 14 de marzo de 1851, como se recoge en la partida existente en el archivo parroquial de Serres: “En quince de marzo de 1851, en el cementerio de San Juan de Serres se dio sepultura en urna de doce reales al cadáver de Fr. Cándido García, exclaustrado de S. Francisco de Louro, que se murió a las tres de la tarde antecedente de un constipado crónico, a los ochenta y dos años de edad. Asistieron a su entierro y honras diez y seis señores Sacerdotes y fue amortajado con las vestiduras sacerdotales. Recibió los Santos Sacramentos e hizo disposición, pero nada dejó a lo pio. Y porque coas.e lo firmo. Florencio Lema”.
Fr. José Araujo: -En 1818 residía ya en el convento de Louro. En 23 de abril de 1843 hizo testamento en el lugar de Tajes, y en este dice “que era natural del obispado de Tuy, y que desde su exclaustración se acogió en casa de José Simal y su mujer Bernarda Fernández, quienes lo asistieron, cuidaron y cuidan en su desamparo y faltas socorriéndose mutuamente con lo que podían…” Por lo cual los nombra herederos de sus poquitas ropitas que tiene como de todo lo demás que se le está adeudando…”. Falleció en Louro el 28 de abril de 1843, como se expresa la partida existente en el libro de difuntos de 1792, de la parroquial de Louro: “En veintinueve de Abril del año de mil ochocientos quarenta y tres se dio sepultura al cadáver de FR. José Araujo en el cementerio de esta parroquia. Religioso Profeso y Sacerdote del orden de N P. San Francisco. Exclaustrado del Conbento de Louro, llamado impropiamente de Muros, por esta parroquia no reclamar sus derechos. Recibió este Religioso los Santos Sacramentos de la Penitencia, Comunión y Extremaunción. Hizo testamento, asistieron a su entierro y honras diez y ocho sacerdotes. Fue amortajado en su ábito que conservó. Y para que así conste, lo firmo en el mismo día y mes, ut supra. Agustín García”.
Fr. Juan Bara: -En los años 1818-1828 desempeñaba el cargo de “Lector de Casos”. Falleció en Louro el 13 de febrero de 1840. El acta de defunción recoge que se enterró en el cementerio de Louro, que a su funeral asistieron treinta sacerdotes y que dejó por su heredero único, a su sobrino Ramón Fernández. Suscribe el acta el sacerdote Pedro Gómez Figueroa.
Fr. Manuel Vázquez Labarinas: -nacido en Arnoia, en el año 1785. Después de la exclaustración vivió como simple sacerdote en el lugar de Espiñaredo (Serres), y allí murió el 19 de marzo de 1841, como se expresa en la partida existente en el archivo parroquial de Serres: “En diez y nueve de marzo de 1841 en el Campo Santo de San Juan de Serres se dio sepultura en urna de doce reales al cadáver de Fr. Manuel Vázquez, Pbro, que se murió de una retención de orina, a los setenta años de edad. Asistieron a su entierro y honras 20 Señores sacerdotes, y fue amortajado con las vestiduras sacerdotales. Recibió los santos Sacramentos e hizo disposición, dejando doscientas misas para aplicar a disposición de su cumplidor Fr. Ildefonso García Misionero Apostólico. El difunto era hijo de Bartolomé y Ana María de Labarinas de Sn Salvador de la Arnoya, en Orense. Y para que conste lo firmo: Florencio Lema”.
Fr. José María Iglesias: -Era predicador jubilado y falleció en el año 1857, algunos momentos después de haber celebrado la Santa Misa. Hizo testamento y dispuso que se celebrasen 400 misas con el producto de sus libros y otras cosillas que poseía. En el año 1828 era “Lector de Casos” en el convento de Louro.
Junto con estos sacerdotes, también formaban parte de la Comunidad conventual de Louro cuando fueron exclaustrados, estos dos legos:
Fr. Felipe Reza Santamaría: – Nació en la Arnoya el 8 de abril de 1817 vistió el hábito en el Convento de San Francisco de Santiago el 2 de julio de 1833. Profesó el 3 de julio de 1834. Era Corista (estudiante) en el convento de Louro al tiempo de la exclaustración y en el año de 1841 residía en su parroquia natal sin estar ordenado.
Hno. Manuel Lamela: -Era “Donado” (acogido) en el convento de Louro al tiempo de la exclaustración y falleció en esta parroquia el 13 de noviembre de 1839, como se hace constar en la partida siguiente: “En catorce noviembre de mil ochocientos treinta y nueve sepultose en el cementerio de Louro con la asistencia de siete Sres Sacerdotes y ocho a sus funerales el Donado de San Francisco de Muros, que se había confesado en su enfermedad y recibió la Extremaunción. Se auxilió hasta su fallecimiento.. Lo que suscribo. Pedro Gómez Figueroa”.
Además de estos legos, en la parroquia de Louro vivieron otros religiosos legos que solían asistir a los entierros. Hay constancia de que en el año 1837 asistieron a los fúnebres de Domingo Antonio Louro, dos “exreligiosos legos”, como así consta en el archivo Parr. de Louro, Libro de muertos, fol, 74 vto.
Como se dijo, los bienes fueron adjudicados previa subasta, en el año 1848, a D. Manuel Venancio Martínez, en la cantidad de 6230 pesetas y cedidos a los testamentarios del sr. García Pan que los donó a la Orden Franciscana junto con el bosque adyacente. En el año 1873 volvió el convento a ser habitado por los frailes franciscanos, que de inmediato iniciaron las necesarias obras de restauración.
Fuentes: Archivos parroquiales de Serres y Louro- Fr. Atanasio López – D. Ramón de Artaza – Xunta.es