Artículo publicado no ano 1953 por Don Ramón de Artaza Blázquez, Cronista Oficial de Muros, no Boletín da Real Academia Galega.
El grabado que aquí se presenta, es el del antiguo castillo oficial de la Villa, con sus torreones y aspilleras, tal y corno se conservaba en el último tercio del siglo XVIII, construido sobre peñascos y rodeado de mar, menos por su unión a la tierra, que correspondía a la entrada del mismo y que hoy se conserva como entrada para la Cárcel pública. De todo esto sólo queda una pequeña parte, debido a la construcción de la Lonja Municipal que derribó el frente Norte que aparece en la foto.
Dicho castillo contaba con doce cañones montados y dos almacenes abovedados, para pólvora y balas, según así lo manifiesta un documento oficial municipal.
Riobóo y Seixas dice: <<…hacia la playa o concha, tiene un buen castillo (1749) guarnecido de 14 cañones y son de bronce y uno cruza toda la playa, de 4 a 18 libras de calibre, a cargo de un sargento maior que provehe el Rei…>>>.
El P. Sarmiento dice: <<… contaba el castillo con 16 `piezas>>. Paadín, al enumerar las fortificaciones de Galicia, cita la de Muros en el año 1849. Cornide escribe: <<…defiende su entrada (el puerto) un antiguo castillo o batería, aunque de poca consideración y en mal estado (1785)>>. No estaría en tan mal estado cuando el 1 de agosto de 1777 saludó con una salva de siete cañonazos, la entrada en la Villa del Arzobispo compostelano Sr. Bocanegra, Señor de ella.Miñato señala(1827): <<un castillo muy bueno, con su cuartel para la guarnición, que se halla abandonado. Este castillo fue tomado por los ingleses el 22 de julio de 1805, muriendo en la refriega el comandante y quedando desde esta fecha una serie de lisiados en la Villa, al arrojarse sus defensores, desde los muros, para huir del ataque. La causa del desastre se atribuye al poco caso que los jefes hicieron de los avisos que,, acerca de las intenciones del enemigo, se le hicieron, además de la falta de auxilio que tuvieron los sitiados. Las fuerzas atacantes pertenecían a la escuadra del almirante Calder que, después del combate llamado de Finisterre, entre la escuadra franco-española y la inglesa, destacó unos buques que bombardearon a Muros, dejando señales en muchos edificios que aún pueden verse, y tomaron el castillo. Como recuerdo de este hecho, una casa de la Calle de la Marina de la Villa, conserva colgada de su fachada una bala de hierro de unos 20 k., con la siguiente inscripción: <<Regalo inglés. Julio 22 de 1805>>, hecho que se confirma plenamente con el acta municipal que dice así: <<En la Villa de Muros y Casa de su Ayuntamiento a 19 de Enero de 1806. Yo escribano requerido por parte D. Juan Antonio de Artaza Olaquibel, habiendo noticiado este Real Despacho a su merced el Juez de esta Villa D. Juan Antonio Sánchez Porrúa, teniéndolo en mi presencia, se lo hice saber y notifiqué, para que bajo la multa de doscientos ducados de irremisible exacción, haga guardar y cumplir el Real Despacho ejecutorio, librado por or queden del Rey Carlos IV, a favor de D. Juan A. de Artaza poniéndole en posesión de su vizcainia y nobleza, guardándole las preeminencias y prerrogativas que le corresponden como tal noble…>> etc. Agregando luego: <Obedece como debe, el Real Despacho que se le hace saber, y mediante a que con motivo de haber entrado en esta ría una fragata inglesa haciendo varios insultos (cañoneando) fue preciso quitar de este Ayuntamiento el archivo de papeles y privilegios y libros correspondientes a el para fuera de la Villa, a distancia de cerca de una legua, luego que se recoja se colocará el referido Señor en los libros que corresponden a su estado de nobleza…>>, etc. Queda, pues confirmado el hecho aludido.Dicha fortaleza fue luego convertida en la Cárcel del partido. Hoy, después de sufrir una completa transformación, en su parte más esencial, al ser casi destruido para levantar la Lonja Municipal, quedó el resto destinado a cárcel, perdiendo por esta causa su típico valor histórico, desapareciendo su aspecto de fortaleza. Parece ser que su construcción fue debida a los muradanos y luego cedida al Estado. Tuvo siempre tropa de línea con un oficial al frente, que en 1646, lo era D. Antonio García, sargento mayor de la plaza y a principios del siglo XVII D. Blas Cidrás y San Martín, teniente de caballería. Tenía también un guarda-almacén que, en años anteriores al 1778, era D. Antonio Paadín, cirujano.
En el año 1742 estaba alojado en la Villa un piquete del Regimiento de Lisboa, destinado, por orden del capitán General, en número que llegó a cincuenta soldados el mismo año.
En 1744 vino, por orden del mismo Capitán General de Galicia, a establecerse en el pueblo para su defensa, una compañía de Granaderos del citado Regimiento, cuy capitán era D. Francisco del Valle. En 1825 constaba la guarnición, de un destacamento del provincial de Compostela, compuesto de un oficial y 39 soldados.
El 22 de mayo de 1744 remitió el conde de Itre, Capitán General y gobernador de Galicia, de los reales almacenes de artillería de la Coruña, a la Villa y puerto de Muros, para su entrega al Alcalde, los pertrechos de guerra siguientes: diez cureñas de Marina de mediano servicio, tres de calibre dieciocho, tres de cuatro, una de seis, otra de tres, otra de dos y otra de uno, once cucharas de cobre con sus astas de calibres varios, diez lanadas, más un atacador y lanada de un asta de calibre de dos, doscientas treinta y tres balas de fierro de diferentes calibres, un rascador, dos sacatrapos, cincuenta libras de cuerda, doce quintales de pólvora. Todo ello lo conduce Alberto de Lojo en su pinaza llamada San José y Ánimas… firma Antonio Balenoso, Controlador provincial a la Artillería de Galicia.En otro oficio de 4 de julio, se mandó, por el Capitán General, reparar las trincheras y el castillo, ordenando a los naturales de la Jurisdicción y Alfoz ayuden a dichas obras, imponiéndoles castigo de no hacerlo, y por otro del 5 de septiembre se ordena se repartan en cinco porciones, según costumbre del país, las trincheras que se han de componer en el partido, cargando a la Villa su séptima parte y de que se ejecute lo mismo en la Jurisdicción y alfoz, para preservarse así de los insultos que amenazan el actual sistema.
En oficio de 23 de agosto de 1744, el Capitán General, conde de Itre, interesaba que, para mejor conservación y defensa del fuerte, tratase la autoridad local de ver de expropiar el trozo de terreno existente cerca de la entrada, o puerta del castillo para, de esta suerte, construir una excavación o foso, que diese mayor seguridad, dificultando la entrada.
En el plano inserto puede verse el lugar que ocupaba la batería del puerto, que situaba al lado sur del desagüe del llamado rio de las ratas, en la plaza de la Constitución.
Además del castillo citado, contaba la Villa para su defensa con otras piezas de artillería colocadas en puntos diversos. Uno de estos lugares era el llamado Curro de los Toros, en la plaza del Ayuntamiento, en la que estaba instalada una batería de cinco cañones, precisamente en la actual curva que hace el malecón de la Marina (hoy ampliada para ensanche de la plaza en el arranque del muelle del Sur). En este lugar y a la orilla de la playa, se alzaba un murallón de piedra capaz de sostener e instalar las mencionadas piezas. Muchos de los cañones de calibres varios y de la batería estuvieron muchos años abandonados en la playa y en el muelle Sur, alguno sirviendo de estaca de amarre de las embarcaciones; estos cañones eran de hierro. Frente a esta batería, al otro lado de la bahía y en la isleta de San Antón (Laxeiras), había un cañón que enfilaba a la Villa cruzándose con la batería de la playa y con el castillo. Cerca del Cabo Rebordiño había otra batería, cuyos cañones estaban emplazados en una plazoleta circular de piedra, cuyos restos aún hoy pueden verse, cerca del Faro, en la carretera de Muros a Corcubión. Tales eran las defensas oficiales con que la Villa contaba en tiempos pasados para su seguridad. (Ramón de Artaza Blazquez— Cronista Oficial de Muros)